¿Qué le espera a Checo Pérez en Red Bull?

Era la opción menos probable, la segunda oportunidad imposible. Pues bien, se ha dado. Sergio Pérez correrá para Red Bull Racing en 2021, regresando con ello a uno de los grandes equipos de la Fórmula 1, como lo era McLaren cuando firmó para tomar el asiento de Lewis Hamilton en 2013 en el equipo con el que había logrado su primer título.

Pérez se ha ganado esta oportunidad en un año que lo ha puesto a prueba como ningún otro. Su temporada en McLaren probó ser desafiante y hacia el final del año de repente pareció que su carrera en la Fórmula 1 se truncaba, tal vez definitivamente. Una oportunidad con Force India le daría un nuevo impulso a su carrera, pero desde entonces su reputación quedó marcada por su despedido de McLaren.

No importaba lo que hiciera Pérez con un auto de media parrilla, lograr podios aprovechando oportunidades que rara vez de se presentan, acabar como “el mejor del resto” en el mundial, superar a Nico Hulkenberg a lo largo de la temporada en Force India en 2015 y 2016. La cruz de su temporada en McLaren pesaba más que todo eso.

Hasta que llegó 2020. El año que tanto prometía tras un 2019 de transición después de salvar a su equipo en 2018 y permitir que Lawrence Stroll y su consorcio lo adquirieran e iniciaran su transformación. 

Un RP20 con pinta de Mercedes W10, el mejor auto que tuvo en sus manos, era el que prometía abrirle la puerta de su mejor temporada, de regresar al podio de la Fórmula 1 y de reconstruir definitivamente su reputación, además con un contrato multianual bajo el brazo. Todo muy bien hasta ahí. 

Pero llegó la pandemia, la no renovación de Sebastian Vettel con Ferrari y con ello el inicio de una novela mexicana. Luego cayó el positivo a Covid-19, dos carreras fuera para Pérez, mientras sus jefes entraban en conversaciones con Vettel, lo firmaban y dejaban sin asiento al mexicano para 2021. Todo en cuestión de semanas.

Ni el mejor guionista habría imaginado todo lo que ocurriría después y cómo Pérez de nuevo maximizaría la que ha sido tal vez su segunda oportunidad clara de ganar una carrera en F1, más de ocho años después de Malasia 2012, esto tras haber subido al podio en una desafiante carrera en Turquía y de haber perdido otros dos posibles podios por un error estratégico de su equipo y un fallo técnico.

El Gran Premio de Sakhir ha encapsulado perfectamente la carrera de Sergio Pérez en la Fórmula 1. Un inicio prometedor, un golpe que lo deja casi fuera, del cual se levantó para conseguir lo inesperado. Luego, la gran recompensa: un asiento en Red Bull Racing, un equipo al cual desde 2009 solo se han promovido pilotos junior de la marca: Vettel, Ricciardo, Kvyat, Verstappen, Gasly, Albon. Con 30 años, el mexicano ha roto con esa tradición llegando allí desde un equipo rival y solo David Coulthard, el primer piloto de la historia del equipo, tenía más edad que Pérez al unirse a la escuadra con base en Milton Keynes.

¿Pero qué le espera a Pérez? En principio, un listón muy alto, el de Max Verstappen, del cual no han dado la talla Pierre Gasly ni Alex Albon. Solo Daniel Ricciardo fue capaz de superarlo, pero en su última temporada juntos le opacó. La cuerda se tensó a tal punto dentro del equipo que Ricciardo sorpresivamente decidió irse a Renault en busca de un mejor futuro.

Después de 10 años en la Fórmula 1, Pérez está mejor preparado que nunca para afrontar el reto y para trabajar con uno de los dos equipos que ha dominado en la última década. Toda esa experiencia y sus fortalezas en los domingos solo pueden sumar a un equipo que lleva más de dos años buscando el reemplazo de Ricciardo para contar con una dupla más sólida y efectiva para enfrentar a Mercedes.

Técnicamente, Red Bull no ha tenido un auto a la altura del Mercedes de forma constante durante las últimas temporadas, solo puntualmente. Tanto el RB15 de 2019 como el RB16 de 2020 probaron desde un inicio ser autos difíciles de llevar en el límite, incluso más el de este año, como lo evidenciaron múltiples trompos en la pretemporada de Verstappen y Albon.

Con su talento, Verstappen ha sido capaz de llevarlo en esa fina línea en la que puede acercarse a Mercedes, pero no es algo que Albon haya sido capaz de hacer. Su falta de confianza en un auto impredecible, con repentinos cambios de balance y una aparente inestabilidad del eje trasero, no le permiten ponerlo en la zona en la que lo coloca Max.

Durante la temporada 2018 en el entonces Force India VJM11, Pérez sufrió con la inestabilidad de la parte trasera del auto y en alguna medida eso sumó para que Esteban Ocon acabara por superarle en el mano a mano en clasificación a lo largo de la temporada, con un contundente 16 a 5 a favor del francés. 

También es un hecho que el mexicano afronta los fines de semana dando algo más de importancia al ritmo de carrera que a la velocidad a una vuelta, con lo que ello conlleva en términos de puesta a punto, por lo cual su fortaleza no ha sido tradicionalmente la clasificación, a pesar de haber superado a Lance Stroll 18 a 3 el año pasado y 9 a 4 en esta temporada.

Está por verse si el diseño de Adrian Newey para 2021 será otro auto que opere en esa estrecha ventana en la que solo lo ha podido mantener Verstappen y si las características inherentes de sus antecesores se mantienen, sabiendo que el próximo año habrá un recorte de carga aerodinámica considerable en la parte trasera de todos los monoplazas.

De mantenerse la tendencia, podría ser un verdadero desafío para Pérez llegar al rendimiento de Verstappen los sábados, o incluso acercarse a él más de lo que ha podido Albon. En los domingos es donde en realidad se podrá medir su aporte, pero para ello tendrá que ubicarse muy cerca de Max en la parrilla.

Lo que ha ocurrido con Vettel y Charles Leclerc en Ferrari desde el año pasado es otro ejemplo de cómo las características de un auto pueden favorecer a un piloto y desfavorecer a otro. 

Vi lo mismo ocurrir a Juan Pablo Montoya con McLaren, cuando el MP4-20 de Kimi Raikkonen no hacía nada de lo que el Williams FW26 si. La primera vez que Montoya pilotó un McLaren paró en boxes inmediatamente pues tenía tanto subviraje que creía que había algo roto en el auto. 

Dicho todo lo anterior, habrá quien pensará que Checo se expone a acabar quemado por Verstappen y Red Bull en 2021, conocedores además de que el holandés es el incuestionable líder del equipo y a quien sus directivas ven como el piloto que los llevará de vuelta al título del mundo, como lo vieron en Vettel en su momento hasta que lo consiguieron.

Pero con un pie, o ambos, fuera de la Fórmula 1 tras perder su asiento en Racing Point, para Sergio Pérez esto es más una oportunidad que una prueba de fuego, aunque igual sea lo segundo. La madurez que ha alcanzado después de diez temporadas y casi 200 carreras y la motivación que tiene al ver en el espejo la mejor versión de si mismo, lo han preparado de la mejor forma posible para este momento. Es ahora o nunca para él.

¡Al toro por los cuernos Checo!

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